Ayer por la noche decidí acercarme por Cala Canyet. Iba decidido a tomar la mejor foto… pero la luna no me acompañó. Eran casi las 12 de la noche y daba la sensación de que la luna estaba cansada, que no tenía ganas de levantar su vuelo e iluminar con su resplandor el escenario tan original que se encuentra en este magnifico rincón de Girona. Un emplazamiento singular entre Sant Feliu de Guixols y Tossa de Mar.

Decidido a caminar por el estrecho paso que lleva hasta el puente, sin más luz que el frontal de leds pegado a mi cabeza, cuando llegue a mi destino, no me quedaron ganas de subirme a la última roca alta desde donde te permite visualizar con mejor perspectiva este magnifico encuadre. Era noche casi cerrada y sólo me acompañaba mi equipo fotográfico y el suave romper de las olas. Llámalo miedo o quizás respeto, pero no las tenía todas conmigo para empezar mi escalada en solitario sin saber si en un momento dado podía dar un traspié y acabar maltrecho.

Decidi entonces buscar otro ángulo, otra perspectiva de visión y acabé acomodándome junto a la mencionada roca «alta». Postré el trípode en el suelo, monté la cámara en él y realice unas pruebas rápidas para no demorar mi estancia y volver pronto a casa. Finalmente el resultado fue el siguiente…

 

Al fondo, los focos de los barcos de pesca y una estela de algún otro navío en movimiento. Las rocas ligeramente iluminadas por un haz de luz que provenía del otro lado del camino que te lleva hasta este escenario y donde se encuentra la estatua de Ava Gardner.