Ita et malum
A los pies de la ermita, la hierva no crece mientras en el firmamento las estrellas siguen su camino. En lo alto de la montaña se encuentra la ermita sin cruz, sin vigía, triste y solitaria. Durante años, muchos años su paredes de piedra han soportado el viento del norte, del sur, del este y del oeste, la lluvia y la nieve… en definitiva el paso del tiempo.
El camino que llega a su puerta se ha teñido de rojo. Se han desvanecido las imágenes, los signos religiosos y ahora solo queda sus cuatro paredes y su techo de teja. La luna ilumina su fachada, pero alrededor sólo veo oscuridad y hace frío… mucho frío…